Cuando eres joven la cuchara no puede presagiar nada bueno. Sopa, puré ¡puaj!, cremas, potajes…

Pero el tiempo pasa y llega un día en el que tus padres dejan de decirte eso de “pues si no te gusta, ¡lentejas!”. Y ese mismo día empiezas a apreciarlas.

Un plato de cuchara significa calor hogareño. Significa que alguien ha estado desde las once de la mañana haciéndote la comidita.

Cuando eres mayor ya nadie piensa en tu comidita, piensas tú en la de los demás. Por eso comer un plato de cuchara es tan reconfortante. La cuchara significa protección. Hasta su misma anatomía parece que busca abrazar.